La moral cartesiana y sus influéncias
Geneviève Rodis-Lewis (1918 –2004) define la moral de Descartes como: “Encontrar la verdad, distinguir lo que es verdadero de lo que es falso y después, actuar en consecuencia”.
Nacida en Francia en el 1918, Geneviève fue una gran estudiosa de Descartes, sus trabajos sobre la metafísica, la moral y la antropología han marcado el conocimiento contemporáneo de Descartes.
La moral cartesiana que propone Descartes es una solución temporal que se utiliza para así tener unas normas que me permitan actuar correctamente mientras no se alcanza la certeza. Así pues, gracias a ella, tenemos los parámetros necesarios para no tener que permanecer irresoluto en la vida práctica.
Esta moral se compone de tres máximas y una conclusión:
1. La primera máxima consiste en obedecer las leyes y costumbres de nuestro país, conservando la religión en la que has sido educado y seguir las opiniones de los más sensatos con los que se conviva.
2. La segunda máxima trata de que seamos lo más firme que se pueda y no dejar de seguir aquellas opiniones que nos resulten dudosas cuando antes han sido muy seguras.
3. La tercera máxima nos dice que tenemos que vencernos a nosotros mismos antes que al mundo, es decir, intentar cambiar nuestros deseos antes que al mundo. Esta regla tiene un gran grado de estoicismo ya que sigue el principio de que no nos afectan tanto los objetos como el juicio que les hacemos.
4. Como conclusión, Descartes propone una cuarta máxima que nos informa sobre la necesidad de examinar una por una las ocupaciones de los hombres y escoger la mejor entre ellas.
Como podemos observar, esta moral provisional de Descartes esta compuesta por ciertos rasgos del estoicismo, su principal influencia.
La primera máxima de esta moral provisional recibe las influéncias tanto del relativismo de Montaigne y su afán de seguir las leyes del país del que se proviene, como de Aristóteles y su término médio a la hora de obtener la felicidad.
En la segunda regla, el estoicismo influye en gran parte, ya que sigue el principio de que no nos afectan tanto los objetos como el juicio que les hacemos, un principio claramente estoico.
Al igual que en la segunda, la tercera también tiene influéncias de los estóicos, concretamente de Séneca influya de manera muy importante en la segunda máxima de la moral de Descartes. Para Lucio Anneo Séneca se tiene que cambiar antes nuestros deseos que el mundo.
Finalmente, la cuarta máxima influenciada por el intelectualismo moral de Sócrates, que defiende que, de todas las ocupaciones posibles, elegir la mejor: el cultivo de la razón, para así, sirviendose del método, llegar a la verdad.
Eva Aguilera Raga y Borja García Martínez.